
Hace tiempo que no os cuento cómo le va a mi novela, "Nunca fuimos a Katmandú", porque es todo tan increíble que casi no me atrevo ni a hablar de ello, no vaya a romperse el hechizo.
Lo último que os comenté fue que "mi hado padrino" (igual deja de hablarme por llamarle semejante cosa) se iba de vacaciones de Semana Santa con mi novela bajo el brazo, y que a la vuelta, me decía algo.
Cumplidor como es, así lo hizo. Me comentó que la novela le seguía gustando y que tendríamos que reunirnos para hablar de algunos retoques cara a las editoriales. Pero llegaba Sant Jordi, fiesta grande en Barcelona, como sabéis, y supongo que días muy complicados para todos los que están relacionados con el mundo editorial; por lo que quedamos en que después de esa fecha concretábamos un día para vernos.
Y dicho y hecho: hemos quedado el próximo martes para "hablar, pelearnos y llegar a un acuerdo", según sus propias palabras.

Así es como están las cosas por ahora. Y yo sigo sin poder creer que haya sido todo tan fácil y tan rápido (pese a que a mi nada me parece lo bastante rápido, dada mi falta de capacidad para esperar pacientemente ).
Soy consciente, sin embargo, de que éste es un proceso lento que tiene que pasar por varias fases, y creo que he logrado superar la más difícil de todas: que me atiendan, que me lean, y que lo que he escrito interese.
Aun así, sigo sin acabar de creérmelo...
Otro día os hablaré un poquito del argumento.
Besos para tod@s y disfrutad de la primavera, que parece que por fin se decide a quedarse con nosostr@s.