Presentación de Nunca fuimos a Katmandú |
En septiembre se cumplirán cuatro años de la publicación de Nunca fuimos a Katmandú, cuatro años desde que mi vida dio un cambio radical y me convertí en escritora a tiempo completo porque la crisis me dejó sin mi trabajo de nómina mensual.
Pero no me importó demasiado, de hecho, incluso me alegré. Tengo alma bohemia, y pocas veces en mi vida he tenido un trabajo fijo. Me gustan los trabajos que no parecen trabajos, hacer cosas distintas cada día y tratar con gente diferente; disfrutar con lo que hago, divertirme, sentirme realizada y satisfecha.
Presentación de Gatos por los tejados |
Sé que para muchos ese es un sueño poco menos que imposible y me siento afortunada.
También hay que decir que hace falta cierta dosis de valor y/o de locura para lograrlo, y por fortuna, ambos ingredientes forman parte de mi personalidad. Por supuesto, vivir como a una le da la gana tiene un precio, pero a mí me ha merecido la pena pagarlo; pesan más en la balanza los momentos felices que los que no lo fueron tanto.
Presentación de Habana Jazz Club |
Si lo pienso bien, el cambio, el paréntesis, se produjo en realidad en esos años en los que trabajé, forzada por las circunstancias, como todo hijo de vecino, es decir, con horario y sueldo fijos (más o menos...). Después recuperé mi estilo de vida, el que elegí con apenas 17 años cuando decidí que había venido al mundo a vivir, no a trabajar.
Y estos últimos cuatro años han sido tan intensos, tan productivos, que parecen toda una vida.
Presentación de Nepal, cerca de las estrellas |
Aquel primer libro hace tiempo que no está solo: al año nació Gatos por los tejados, después le siguió Habana Jazz Club, más tarde una novela erótica firmada con seudónimo que pulula por ahí... y este año han sido dos los títulos que se han sumado a mi bibliografía: el libro de viajes Nepal, cerca de las estrellas, en español y en inglés y, este mismo mes, un cuento infantil, Aburrilandia, el país sin libros.
(Casi) Todos mis libros |
¡Uf! Solo de pensarlo me mareo...
Lo dicho: cuatro años tan intensos que parecen toda una vida.