Se suele pensar que los gatos son independientes, ariscos, poco cariñosos, que no obedecen...por eso muchas personas prefieren los perros, son más fáciles de comprender, y de manejar. Pero quien haya convivido con un gato alguna vez sabe que son seres especiales, únicos, belleza en estado puro, relaja solo mirarlos, y los que los tenemos solo podemos estar agradecidos de que nos hayan aceptado en sus vidas.
Jimmy era un gato muy especial, un gato con alma de perro, para que me entendáis. Mi hijo lo adoptó cuando se fue de casa, lo recogió de los jardines de la Universidad de Barcelona, y por supuesto, al año lo tenía yo porque él se iba de viaje...
En casa ya estaba Lluna, y desde el primer momento le dejó claro con sus bufidos quien era la que mandaba. Pero Jimmy era paciente (y pesado); la observaba, se acercaba despacio, la rondaba, y ella, poco a poco fue bajando la guardia. Primero se mantenían a una distancia prudencial, después Jimmy consiguió sentarse en la otra punta del sofá, y a la semana estaban no solo juntos, sino también revueltos.
Por las noches se volvían locos y se pegaban carreras por toda la casa saltando por encima del sofá sin tener en cuenta que yo no formaba parte de él... Después se relajaban y se peleaban por el mejor sitio encima de mí. Por lo general Jimmy acababa en mis brazos y Lluna en mis piernas, inmovilizándome por completo entre los dos. Nunca olvidaré los ronroneos y la mirada de Jimmy en esas ocasiones: era la viva estampa de la felicidad.
Me seguía a todas partes y acudía cuando lo llamaba; era bueno, obediente, se dejaba hacer de todo sin rebelarse ni rechistar. Y cuando me ponía a leer o a trabajar con el ordenador se sentaba a mis pies y se quedaba tranquilo. Ya digo, como un perrito.
Todavía pienso que está aquí, observándome desde cualquier rincón, y que en el momento en que me mueva aparecerá para controlar lo que hago y me mirará con sus grandes ojos amarillos.
La casa se ha quedado muy vacía sin él. Lluna también lo extraña; está más mimosa que nunca, y de repente parece que se pregunta dónde está su compañero y se pone a buscarlo por todas partes, a rastrear su olor... Supongo que es cuestión de tiempo que los dos nos habituemos a su ausencia, pero nunca le olvidaremos.
Como decía mi hijo: Jimmy era un gato muy especial.
Hola Lola emotiva historia la de Jimmy, los animales domésticos son fieles a sus amos...Cuando faltan, los extrañamos por ser nuestras queridas mascotas, forman parte de nuestra familia y tienen un sitio en nuestro corazón.
ResponderEliminarBesos y feliz día.
MA.
El blog de MA.
Muchas gracias por tu comentario, Ma.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tienes mucha razón Lola, en casa de mi ex tenemos un gato y es exactamente como tu dices, como un perrito, eso sí, mucho más cariñoso y pesado. Cuando estoy por casa me sigue como un perrito a todos lados y acude a mi en cuanto le llamo. Es una gozada cuando te runrunea y te exige (no pide) te exige con insistencia que lo acaricies y él se deja hacer haciendo fuerza con su cabeza para sentir mayor presión en la caricia. Siento en verdad lo de Jimmy, estoy seguro que te hacía la vida mucho más fácil el tenerlo próximo a ti. Un abrazo.
ResponderEliminarLo siento mucho, Lola.
ResponderEliminarUn besote!
Imaginémos que anda por ahí arriba, por los tejados.
ResponderEliminarUn abrazo
Siempre tendrás su recuerdo... Besos!!
ResponderEliminarEs una pena lo de tu gato :( Yo vivo en el campo y tengo muchos, pero cuando muere o no vuelve alguno (se van constantemente y luego regresan) me apena.
ResponderEliminarMuchos animos!
Si, amiga, cada mascota nos resulta especial. En el caso de los gatos y los perros, se logran lazos afectivos muy fuertes...pero, no son longevos. Te comprendo, porque la mascota de mi casa es una pequinés de 12 años,demasiado gruesa, y ya estoy preparando a mi hija menor; porque sé que será mucho el llanto...y no le queda mucha vida.
ResponderEliminarFuerte abrazo
Hola Franck,
ResponderEliminarmuchas gracias por tus palabras.
Es cierto, Jimmy me hacía la vida más fácil y feliz.
No había día que no despertara mi ternura y me arrancase una sonrisa.
Gracias, Josep.
ResponderEliminarUno,
ResponderEliminarseguro que sí. Paseando con otros amigos y acechando a la Lluna desde la distancia :)
Marta,
ResponderEliminareso es seguro.
Ha estado poco tiempo con nosotros, pero ha dejado una profunda huella.
Hola LOGEM,
ResponderEliminarsupongo que aunque no convivan todo el tiempo contigo también se les coge cariño.
Aunque cuando los tienes en casa son un miembro de la famila más.
Saludos
Hola José,
ResponderEliminarson momentos duros cuando se van, aunque sepamos que su vida es más breve que la nuestra y será así.
Pero nunca se está preparado para la pérdida, máxime si es inesperada.
Saludos
Yo siempre he tenido perros en casa, por los niños, es la excusa, a ellos les encantan. Aunque yo prefiero los gatos, silenciosos, invisibles a veces, me identifico mucho con ellos, de ahí mi nick ;)
ResponderEliminarLamento mucho la partida de Jimmy, se les quiere mucho y quien no tenga mascotas, nunca entenderá nuestra pena cuando nos dejan.
Un beso!
Hola Lola... nuestros amigos domésticos, cuanto de bueno nos aportan, y cuanto se encuentran a faltar cuando no están.
ResponderEliminarYo soy mas de perros y la casualidad es que un labrador negro, al que le llamamos LLUNA..
Un saludo....
Hola Gata Negra,
ResponderEliminarsean gatos o perros son parte de la familia, unos eternos niños a los que debemos cuidar y que nos dan mucho afecto.
Gracias por tus palabras.
Hola Llorenç,
ResponderEliminarpues menos mal que tu perra se llama Lluna, no sé por qué a mucha gente le da por ponerle Lola a su perra...
Saludos!