Le he hecho algunos retoques, espero que os parezca bien.
Tod@s l@s co-autores: Arwen, Martikka, Didac, Thiago, Juan, Manolo, Dianna, y yo (que ya lo tengo, jeje), se llevan como premio este precioso gatito, y por supuesto, también el cuento, que podeis publicar en vuestros blogs o disponer de él como os plazca.
¡Gracias a tod@s!
"Como cada año, la Navidad le cayó encima sin previo aviso; de repente, las calles se habían llenado de luces de colores, la gente caminaba apresurada cargada de paquetes y todos mostraban ese aire feliz que requería el momento. Pero allí estaba él, con su máscara dorada ocultando su rostro pálido, con la única compañía de un perro harapiento que no ladraba, tan solo miraba pidiendo lo mismo que él: unas monedas para comer caliente esa noche, tan solo esa noche tan especial.
Una figura se destacó de entre la multitud; era una niña de rubios cabellos y sonrisa contagiosa; le tendió su manita y él la cogió entre sus rugosas manos, sintiendo la suavidad y el calor humano que tanto hacía que no sentía.
La niña depositó en su manos una moneda dorada.
-Pide un deseo-dijo-, hizo un gesto de despedida y desapareció entre la gente.
Él guardó muy dentro aquel deseo, soñó con la mirada perdida en la multitud que a aquella hora de la tarde se afanaba en los últimos preparativos para aquella noche. Fue entonces cuando de entre la multitud se destacó otra figura, más prosaica, nada infantil, pero igualmente sonriente. No cabía duda, se dirigía hacía él, después de tantos años pasando la noche bajo las luces del ayuntamiento…
—Hola hermano. -dijo el alcalde agachándose a su lado.
Él se quitó la máscara dorada sin creer que estuviera hablándole, llamándole hermano.
¿Cuánto tiempo hacía desde la última vez? ¿Por qué ahora? ¿Por qué esta Navidad?
Entonces recordó aquella noche lejana, otra navidad fría y oscura, cuando era todavía un niño, y su padre le explico que no podía alimentarlo a él y a su hermano. Cómo le dio también aquellas cuatro monedas y lo lanzó a la calle, provisto apenas de unos guantes sin dedos y un viejo sombrero de fieltro... el día en que cruzó el cielo aquel cometa.
El alcalde sacó un billete de diez y se lo entregó. En ese momento el flash de una cámara le cegó.
-¿Qué tal he salido?-preguntó el alcalde, mirando al reportero y olvidándose del mendigo.
-Perfecto, Sr. alcalde. Mañana en primera página.
El mendigo, todavía deslumbrado por el flash, se miró a sí mismo y se quedó boquiabierto: ¡Volvía a ser niño!
Corrió a la otra esquina de los grandes almacenes, donde estaba Sarita, una niña de seis o siete años de ojos tan grandes como tristes, ofreciendo claveles a los peatones, y le compró todo el ramo.
Con las flores en la mano, volvió donde había dejado al señor alcalde. Ya se habían marchado casi todos; el jefe de policía, le despedía ceremoniosamente tocándose el ala de la gorra, a guisa de saludo.
El niño se acercó por detrás y le tiró de la manga de la chaqueta. Un guardia hizo además de apartarle.
Él mirando hacia arriba, le enseñó el ramo de flores...
-Es para su mujer...
El alcalde lo aceptó distraídamente y lo arrojó dentro del vehículo que le aguardaba, sin reconocer en aquel niño al mendigo que se apostaba a diario junto al ayuntamiento. Ya no estaban allí los reporteros para captar el momento.
El chiquillo se sentía feliz. ¡Su deseo se había cumplido! ¡La moneda era mágica! volvía a ser un niño, tenía la oportunidad de arreglar su vida; le habían concedido otra oportunidad...
Después de entregar el ramo de flores, volvió en busca de Sarita.
— Sara—le dijo—, sé que te has escapado de tu casa, no preguntes como lo sé, pero si no vuelves, tu vida será un fracaso.
Sara, le miró fijamente —: ¿cómo sabes tú eso? dime...
—Yo, sé mucho, créeme...—dijo él—, vamos te acompaño a tu casa.
A veces, la vida da segundas oportunidades y él iba a aprovecharla y también quería que Sarita se salvase.
Cuando estaban llegando a casa de Sarita el niño preguntó:
-Sara, ¿tú también sueñas con un príncipe azul?
-¡Pos claro, como todas!
- ¿Y es así como yo?
- ¡No, que va! ¡Mucho más guapo y alto!
-¡Jo! Pero él no te compra flores...
-Anda, no seas tonto. Dame un beso.
Y el chico la besó. Luego ella le sonrió y le dijo:
-¡Feliz Navidad!
— ¡Feliz Navidad!—respondió alegremente. También él debía regresar a casa y disfrutar junto con su familia de aquel maravilloso regalo que había recibido.
Miró al cielo y sonrió; un cometa surcaba la oscuridad, y él estaba seguro que era un ángel: era aquella niña de rubios cabellos que le ofreció la moneda mágica.
— ¡Vamos, Noel!—le dijo a su perrillo, convertido también en un pequeño y alegre carrocho—tenemos que darnos prisa en llegar a casa: ¡es Nochebuena!"
chupiiiiiiiiii ha quedado genial, está lindísimo, gracias a tod@s por participar y especialmente a tí por darnos esta maravillosa oportunidad y por supuesto, por este regalo, aunque lo sigo diciendo, el mejor regalo es tener amig@s con los cuales disfrutar todos los dias
ResponderEliminarun besazo
me guardo el cuento y me guardo la imagen
¡Qué cuanto más bonito! A ver si recapacitamos un poquito, no por tener más sómos más felices.
ResponderEliminarPor cierto, te agrego a mi lista de blogs favoritos.
¡Un beso!
MIGUEL
Genial del todo...me llevo al gato al blog a tenerlo bien mimado
ResponderEliminarTienes toda la razón, Arwen, el mejor regalo es tener amig@s, y que l@s amig@s te hagan regalos, jeje...
ResponderEliminarMiguel, me alegro que te haya gustado. Esta vez os perdono, pero para la próxima os quiero participando ¿eh?
ResponderEliminarY gracias por agregarme.
Así me gusta, Didac, cuida bien de mi gatito que es una monada.
ResponderEliminarHa quedado precioso.
ResponderEliminarSin duda te ha inspirado el espíritu de la Navidad.
Pondré el cuento y el gato en mi blog.
Un abrazo, y feliz navidad para todos.
El Eremita.
Feliz Navidad para tí también, Manolo.
ResponderEliminarY gracias por participar.
Te ha quedado precioso. Me lo guardo con el gato. "Mañana, en primera página" del blog.
ResponderEliminarGracias mil por permitirme participar.
¡FELIZ NAVIDAD!
NOS ha quedado precioso, Juan, a los ocho.
ResponderEliminarSi, la verdad es que creo que al final ha salido un cuento muy bonito y muy navideño, jajajaj.
Feliz Navidad a tí también.
Vaya derroche de imaginación. Está claro que la unión hace la fuerza y en este caso hace la literatura. Os felicito por ser capaces de enlazar una historia como ésta. Y, por cierto, el gato está para comérselo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ahora sí! Felicidades a todos los participantes y a tí Lola por el arreglo (que lo necesitaba :)
ResponderEliminarMuchas gracias por el regalo, pero el participar con amigos ya es un regalo!
bueno, cari, yo creo que le has dado una nueva vida al cuento, que la verdad, nos había quedado un poco potage, jajaj. Ahora tiene todo más sentido, y va encajando todo en su sitio, pero desde luego veo que esto de ahcer algo colectivo no es fácil, y que cada uno tiraba para un lado de acuerdo con sus sensibilidades... hubor trasfondo mágico, trásfondo drámatico, trasfondo político, etec.. etc...
ResponderEliminarPero al finala quedó algo muy decente, aunque te has tenido que esperar, jajaja
Y gracias por el regalo-premio. Bezos y encantado de colaborar, aunque la proxima vez -que la habrá- tenemos que pulir el método, jajja Mas bezos.
ajja ME GUSTA VER QUE ESTOY DE ACUERDO CON MARTIKKA, que ella es un monstruo y yo un mamarraxo, pero si que el cuento necesitaba de tus arreglos. Yo en mi ignorancia, tb. me di cuenta, jaja
ResponderEliminarBezos a ella tb.
Martikka, Thiago, me alegro de que os haya gustado como ha quedado el cuento al final.
ResponderEliminarHa sido una experiencia muy agradable, al menos para mi, compartir algo con tod@s vosotr@s y comprobar la colaboración y la implicación en cualquier propuesta que se haga.
Thiago, la próxima vez proponlo tú, para que puedas poner normas, jejeje...