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Embarcadero y catedral de Uspenski al fondo |
La primera escala de nuestro crucero era la capital de Finlandia, Helsinki. Desembarcamos a primera hora de la mañana con lluvia, frío y viento. A pesar de encontrarnos a principios de julio la temperatura apenas alcanzaba los 10º y me arrepentí de no haberme llevado un buen anorak y ropa de riguroso invierno, y no exagero. Lo cierto es que aquel tiempo tan frío tampoco era normal y a la semana siguiente Helsinki disfrutaba de un verano suave, que es lo habitual en esta época del año y lo que yo esperaba encontrar durante mi estancia, pero tuvimos mala suerte y siempre asociaré Helsinki con el frío que pasé allí. Una pena.
Catedral luterana de Helsinki |
A pesar de todo había que aprovechar el día y disfrutar de la ciudad dentro de lo posible. Nuestra primera parada fue en la Iglesia de la Roca, llamada así por estar escavada en una pared de roca y ser medio subterránea. Tiene una arquitectura moderna y muy original, y pese a ser un lugar de culto se utiliza para conciertos, ya que tiene una magnífica acústica.
Después nos encaminamos al corazón de la ciudad y visitamos la catedral de Helsinki, en la plaza del Senado; una bella iglesia luterana blanca con cúpulas azules.
Y nuestra siguiente parada fue en la catedral de Uspenski, junto al puerto de la ciudad, ortodoxa y con un aire mucho más ruso; para mi gusto la más bonita de todas.
Órgano de la iglesia de la roca |
Sí, ya lo sé. Para ser agnóstica me hartado de visitar iglesias, pero son auténticas maravillas arquitectónicas en cualquier ciudad del mundo y vale la pena conocerlas.
Afortunadamente había dejado de llover, aunque el frío se nos seguía metiendo hasta los huesos. Dimos una vuelta por el puerto y por el mercado lleno de puestos tradicionales de ropa y recuerdos y una zona de frutas y verduras dispuestos de manera muy atractiva para tentar a los turistas.
Puerto de Helsinki |
Nos metimos en un café para entrar en calor y conectarnos a Internet. Hasta ese momento no nos habíamos podido comunicar con familia y amigos ya que en el barco la conexión es muy cara y aprovechábamos para conectarnos en los puertos.
Catedral de Uspenski |
Nos hubiera gustado ir a un parque con un curioso monumento al compositor finlandés Sibelius, pero quedaba un poco alejado y el tiempo no nos daba más de sí. Es lo que tiene viajar en un crucero: el tiempo de las escalas es muy limitado y solo puedes hacerte una ligera idea de las ciudades que visitas y tomar nota para dedicarles una visita más amplia si así lo deseas.
Próxima parada: San Petersburgo.
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