Katmandú |
Cuando llegamos a Katmandú yo ya no sabía dónde estaba ni quien era, y me sorprendió oír gritar mi nombre en la oscuridad del aeropuerto, no podía haber muchas Lolas por allí. Era la familia de Dilip, nuestro anfitrión y propietario de la Kanasugi English Boarding School, que venían a recogernos; él estaba en la escuela, en Tikapur.
Nos llevaron a cenar y después al hotel, y cogimos la cama con ganas tras la odisea del viaje, sin ver nada de Katmandú, que estaba sumido en la oscuridad por los diarios cortes de luz.
Katmandú |
Por la mañana salimos a dar un paseo. El hotel estaba en el Tamel, el barrio más popular y turístico de la ciudad, y empecé a volverme loca con las tiendas, la ropa hippie a precios tirados, el tráfico de locura, y los innumerables templos y estupas por todas partes. ¡Estaba en Katmandú!
Por la tarde fuimos a cenar a casa de Dilip y disfrutamos de la hospitalidad y el encanto de su familia, además de probar nuestra primera comida típica, superpicante pero buenísima.
Katmandú |
Tikapur se encuentra en el extremo oeste del país tocando con la frontera de India. Hay unos 400 kilómetros de distancia y yo no podía entender que eso supusiera 18 horas de viaje... Tuve toda la noche para comprobar el por qué: los autobuses son tartanas atestadas de gente y bultos que botan y se bambolean peligrosamente por las penosas carreteras como carromatos del oeste, y atraviesan la niebla en la oscuridad a 20 k/h con el ayudante del conductor caminando delante e indicando el camino...
Tikapur |
Llegamos a las 7 de la mañana a Tikapur, tras otra noche sin dormir y con un frío de mil demonios. Dilip nos esperaba para llevarnos a la casa en la que viviríamos y después a la escuela, donde niños y profesores nos dispensaron un emotivo recibimiento y nos llenaron de flores.
Más tarde fuimos en comitiva al ayuntamiento para presentarnos al alcalde, nos hicieron fotos y una entrevista que saldría en el periódico local al día siguiente; dos voluntarios europeos en Tikapur era todo un acontecimiento.
Nosotros estábamos medio zombies, sin dormir y sin enterarnos apenas de nada. Hasta que por fin se apiadaron y nos dejaron ir a descansar.
Continuará...
Pero qué lejísimos está Katmandú. Yo sí que diré sin temor a equivocarme que nunca iré allí.
ResponderEliminarConforme te leía me solidarizaba con ese cansancio y esa falta de sueño. También, he visto ese autobús o tartana atestada de bultos...
Experiencias, Lola, y seguro que inolvidables.
Un beso.
Hola Isabel,
ResponderEliminarsí, en su momento lo pasas mal, pero al recordarlo son experiencias, anécdotas que nos enriquecen.
Besos guapa.
Resulta estupendo vivirlo a través de tus palabras. ahora a descansar, que ese viaje resulta duro para el cuerpo, muy duro. Bs.
ResponderEliminarQue viaje!!
ResponderEliminarEspero los siguientes relatos
Besos
Qué palizón. No se qué aspecto tendríais al llegar ni que impresión sacarían de ello las autoridades. Tensión desde el primer capítulo.
ResponderEliminarUn abrazo
Lo cuentas con mucho gusto, amiga. Interesante experiencia.
ResponderEliminarBeso
Hola emejota,
ResponderEliminarya estoy descansada y empezando a escribir mi aventura en un libro.
Saludos
Cantares,
ResponderEliminaros iré contando poquito porque empiezo a escribir un libro con mas detalle.
Que si no, no lo comprareis, jeje
Uno,
ResponderEliminartenía un aspecto lamentable (he escondido las fotos) y como estabamos zombies no entendíamos nada.
Pensarían que eramos idiotas, jajaja!
Gracias, José,
ResponderEliminarun saludo.
Historia enriquecedora y en primera persona. ¿Cuántos libros saldrán de ahí?
ResponderEliminarBesos,
Mián Ros
Hola Mián,
ResponderEliminarde momento uno que ya estoy escribiendo.
Aquí os dejo un pequeño aperitivo para que tengáis ganas de más ;)
Saludos!
Empieza de lo más interesante, aunque esta etapa del viaje os resultara tan agotadora. Es como un sueño del que espero la continuación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Maribel,
ResponderEliminarhubo muchos momentos agotadores, pero también había muchas compensaciones.
Ya iré contando...
Hloa Lola marainé. El otro dia ya te leí, pero no pude hacerte mi comenta- rio, por falta de tiempo.<hoy que ya respiro un poco, te digo que, he leido, con mucha atención tus aventuras, por aquellas lejanas tierras. Todo muy bién, muy interesante i enriquecedor, pero cuando contaste lo de las 24 horas de avión se me quitaron enseguida las ganas de viajar parra allá. Seguiré con atención tus siguientes entradas y me conformaré con haberlo visto todo a través de tus ojos.
ResponderEliminarUn beso y muchas gracisa anticipads
Hola Montserrat,
ResponderEliminarleer es otra manera de viajar, mucho más cómoda, jeje.
Pronto podrás leerlo todo en un libro con detalle.
Saludos!