
Yo, que soy más bien de espíritu aventurero y me encanta viajar, soy más dada a la segunda opción. Cualquier excusa es buena para coger la maleta y perderse unos dias por esos lugares que ya conocemos en nuestra imaginación.

Seguir los pasos de Kafka por esa ciudad maravillosa que es Praga; caminar de la mano de Paul Auster (ya me gustaría a mi...) o de John Dos Passos por las calles de Nueva York; revivir las aventuras del capitán Alatriste por el viejo Madrid;

perderse en Montmatre con Maupassant, Boudelaire o Victor Hugo; enamorarse del Dublin de Joyce, de la Lisboa que inspiró a Pessoa o del Buenos Aires de Borges.
Tengo la suerte de vivir en la Ciudad de los Prodigios que recreó Eduardo Mendoza, en la oscura y peligrosa Barcelona de Montalbán, en la del Cementerio de los Libros Olvidados de Zafón, y en tantas barcelonas distintas que han inspirado a tantos escritores.

Este verano volveré a Portugal. He estado allí en varias ocasiones, pero no llevaba puestos mis ojos de escritora. Visitaré la librería Lello de Oporto y seguiré los pasos de Pessoa y Camoens por la capital.
En mi mente está Dublin, y Buenos Aires. Las demás ciudades que menciono ya las conozco, pero seguro que habrá muchas más por descubrir.
(Imágenes: Praga, New York, París, Barcelona).