Alguien me sugirió en una ocasión que nunca discutiese de política, religión o fútbol, y casi siempre he seguido su sabio consejo. El fútbol me la refanfinfla; la religión, allá cada uno con sus creencias mientras respeten las mías; y la política... me aburre, me altera, me cabrea, me enerva, afecta a mi vida...
Muchas veces da la sensación de que los escritores somos un poco autistas. Ya lo da el oficio, es verdad. Necesitamos soledad, recogimiento, aislarnos del mundo para crear, sí, pero vivimos en él, formamos parte de él y nos quejamos cuando algo nos molesta, queremos que se reconozcan nuestros derechos, queremos vivir dignamente de nuestro trabajo como todo hijo de vecino, y eso nos convierte en ciudadanos de a pie con derechos y obligaciones. No estamos por encima del bien y del mal.
Me sorprende cuando pasan cosas importantes en el mundo, en nuestro país, en nuestra ciudad, y los escritores siguen hablando de sus obras, cantando sus propias alabanzas y mirándose el ombligo, ajenos al mundanal ruido. Es algo que no ocurre con los actores, siempre dispuestos a "mojarse", a unirse para reivindicar derechos propios y ajenos y a luchar contra lo que consideran injusto.
Hoy dicen que es un día "histórico": el rey de España renuncia a la corona en favor de su hijo Felipe. ¿Histórico? ¿No estaba más que cantado que esto ocurriría antes o después? Lo histórico sería que se convocara un referendum para que los ciudadanos decidieran qué tipo de Estado quieren.
Vivimos en el País del Descontento, todos nos quejamos, saltan chispas por aquí y por allá. Sería hora de que el pueblo se manifestara de forma unánime, no solo para decidir si quiere monarquía o república, sino también para decidir si quiere seguir alimentando corruptos mientras se ve obligado, no solo a apretarse el cinturón, sino a bajarse los pantalones y seguir callado.
Un verdadero cambio. Eso sí sería histórico.
Tienes mucha razón Lola, pero ¿sabes que? pues que eso no ocurrirá nunca, los poderosos, seguirán siendo poderosos, los políticos, sus criados y los reyes ¿qué decir de los reyes? pues que seguirán allá arriba, tocándose las pelotas y fingiendo que "todo va bien", mientras los pobres cada día seremos más pobres y con menos derechos ¿derechos? que va, doblados y con el culo en pompa.
ResponderEliminarPues no sé qué decirte. A los reyes no sería la primera vez que los echamos, imposible no es. Tienes razón que un rey u otro (o incluso una reina, pero eso de la leyes tontas y discriminantes es otra historia) poco cambia las cosas. Una forma más de mantener a la gente entretenida con tonterías...
ResponderEliminarHola Frank,
ResponderEliminarno tiene porqué ser así, necesariamente. Las cosas pueden cambiar si nosotros queremos en vez de conformarnos y seguir quejándonos para el cuello de nuestras camisas.
Saludos!
Olga,
ResponderEliminarpoco cambia un rey en lugar de otro, eso es verdad. Cambiaría más cambiarlo por ningún rey.
Besos!
Dices muy bien, amiga.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias, José,
ResponderEliminarUn saludo.
Lo más disonante de todo esto es que estamos en pleno siglo XXI y seguimos manteniendo la saga de los Borbones. Llevamos tres siglos o más manteniendolos!! Cómo pasará a la historia este rey. Me pregunto si dirán que fue impuesto por un dictador.
ResponderEliminarLo más disonante de todo esto es que estamos en pleno siglo XXI y seguimos manteniendo la saga de los Borbones. Llevamos tres siglos o más manteniendolos!! Cómo pasará a la historia este rey. Me pregunto si dirán que fue impuesto por un dictador.
ResponderEliminarTienes mucha razón, Ofelia.
ResponderEliminarEn el siglo XXI los reyes contemplando desde el trono a sus súbditos resulta algo anacrónico y obsoleto.
Ojalá acabe pronto. Aunque mientras tengamos gobiernos de derechas o de izquierdas derechizadas lo dudo mucho...
Saludos