lunes, 27 de mayo de 2013

Morir de éxito


En el mundo literario el éxito es un arma de doble filo.

Cualquier autor sueña con que su obra sea un "bombazo", es decir, que se convierta en un best seller y le haga rico y famoso de la noche a la mañana, aunque muchos menosprecien esa etiqueta por considerar que los títulos que la consiguen son de poca calidad y consecuencia del marqueting;  algo que es cierto en muchos casos, pero también  sabemos todos que no siempre es así.

Se me ocurre hacer esta reflexión mientras leo Misión Olvido, de María Dueñas, lectura que había  ido retrasando  porque no he oído hablar muy bien de ella: "No está a la altura de El tiempo entre costuras", "No vale nada", "Cría fama y échate a dormir", etc.

Estos mismos comentarios los había escuchado anteriormente refiriéndose a Carlos Ruíz Zafón, Idelfonso Falcones o incluso Ken Follet.

Creo que para cualquier autor, una vez pasada la borrachera  del éxito inesperado, debe ser angustioso sentarse ante la página en blanco. ¿Podrá estar a la altura? ¿Cómo superar lo insuperable? Las espectativas de los lectores son altas, se vuelven más exigentes con sus ídolos y no perdonan. La única posibilidad es repetir la fórmula, pero eso también se lo criticarán.

En mi opinión, si un autor ha triunfado y nos ha parecido el mejor escritor del mundo, no puede convertirse  en el peor con su siguiente obra ni haber agotado todas sus posibilidades creativas. Pienso que la práctica hace al maestro y cualquier escritor crece y aprende con cada nuevo trabajo, así que nunca podrá  escribir peor aunque no acierte con el filón que lo encumbre de nuevo y sea del gusto de millones de lectores.

Esto me hace pensar en los que ven los toros desde la barrera y le gritan al torero que se arrime. O el espectador de un partido de fútbol que increpa a los jugadores desde las gradas. ¿Por qué no te pones tú?  y a ver si lo haces mejor.

Ser escritor no es tan fácil ni bonito como puedan pensar algunos. Es un trabajo duro y solitario que no siempre obtiene el reconocimiento que merece.

¡Feliz semana!

16 comentarios:

  1. Ni siquiera hace falta tener cientos de miles de lectores para experimentar esa inquietud. Lo más sensato es pensar en uno mismo, y en nada más. Escribir para gozar uno mismo en el proceso. Lo demás no importa, porque es pura incertidumbre.

    Una buena reflexión, que nos dejas con una duda: ¿Ese libro que lees ahora cumple con lo que esperabas de él?

    Un cordial abrazo

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  2. Pero, que spot, que reflexión, Lola!!!. Estoy en total acuerdo contigo. Al autor lo juzgan por su obra. Aunque es cierto que hay libros que salen detrás de un betseller que no llenan las expectativas pero creo que es injusto no reconocer la labor del autor.
    Abrazos

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  3. Blas,
    para ser consecuente con mi propio razonamiento, no esperaba nada especial de este libro :)
    Cuando lo termine daré mi opinión.
    Saludos!

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  4. Exactamente Ingrid,
    escribir un libro requiere un gran esfuerzo, tú lo sabes bien.
    No se puede pretender que todo sean obras maestras.
    Besos!

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  5. Me ha gustado mucho tu análisis-reflexión, amiga. Llevas razón.

    Beso

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  6. Es una reflexión muy acertada, Lola.

    Se debe de sentir cierta angustia por si se está, o no, a la altura con la siguiente obra. Salvo que uno consiga olvidarse de lo que los otros esperan, y escriba de la manera más auténtica que le sea posible, y logre ser fiel a la necesidad interior que lo invade, mientras desarrolla ese nuevo libro.

    Un abrazo!

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  7. Me gusta eso de que un escritor siempre mejora pese a todo.

    De María Dueñas aún no leí nada, pero vi muchas entrevistas que hay en Youtube y me parece maravillosa en todo lo que explica. Sobre todo me gusta esa normalidad alegre y exquisita que hay en todo lo que cuenta, amén de su inteligencia.

    Esa Misión olvido promete, por alguna razón esa portada me atrae mucho más que El tiempo entre costuras. Tomo nota.
    Saludos

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  8. Creo que tienes razón. Renuncio a ser un best seller. Con decirte que ni voy a publicar nada por si acaso.
    Ja, ja... Enfin, supongo que la presión de un éxito, la llevará cada cual según su caracter. En mi opinión, en cualquier trabajo es muy sano no crecerse con los elogios ni dejar que las críticas te afecten demasiado.

    Un abrazo

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  9. Los lectores son muy exigentes, pero creo que el escritor también lo es consigo mismo, o debería serlo, porque tiene la "obligación" de superarse y ofrecer un buen trabajo. ¿Que no es fácil? Claro que no, pero forma parte de este oficio, tan apasionante como ingrato en algunas ocasiones.

    Te iba a hacer la misma pregunta que Blas, pero ya le has dado respuesta. Esperaremos a que lo acabes.

    Un abrazo.

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  10. Alejandro,
    creo que lo que dices se puede hacer mientras se es anónimo, pero cuando uno alcanza el éxito debe tener muchas presiones.
    Saludos

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  11. Begoña,
    pues si no has leído la primera es posible que ésta te guste.
    Ya me contarás!

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  12. Uno,
    eso sería lo ideal, pero somos humanos y ¡ay! lo que gusta un halago y lo que duele bajar del pedestal...
    Besos

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  13. Maribel,
    al escritor se le supone la autoexigencia, como a los militares el valor, jeje.
    De lo que hablo es del éxito inesperado y del precio que se paga por él en ocasiones.
    Besos

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