Hace más o menos un año que empecé mi cuarta novela. Desde entonces, la he ido dejando y retomando en un sinfín de ocasiones hasta abandonarla por completo hace algunos meses, ya fuera porque tenía otras ocupaciones como mis talleres de escritura, por estar pendiente de la promoción de Nunca fuimos a Katmandú y sus subidas y bajadas en Amazon, por problemas personales, o por puro desánimo ante la falta de respuesta de las editoriales con respecto a mi segunda novela.
Cierto que he estado escribiendo otras cosas, pero tenía la mente demasiado dispersa como para embarcarme en la aventura de llevar a buen puerto una novela, que requiere una disciplina y un compromiso de trabajo diario de por lo menos un año.
La verdad es que no me sentía muy satisfecha conmigo misma. Me pasaba todo el día en Internet y por la noche me acostaba con la sensación de haber perdido el tiempo. Me decía que no era así, que si había vendido 60 o 70 ebooks era porque estaba haciendo un trabajo productivo de promoción, que leía mucho, que escribía otras cosas... pero la sensación de descontento no desaparecía.
De pronto se ha obrado el milagro (¿será cierto aquello de las musas?). La novela ha vuelto a ocupar el primer plano de mi mente y los personajes y las situaciones no paran de desfilar por ella; le doy vueltas, tomo notas, y siento la inaplazable necesidad de ponerme a escribir. Me marco un horario, me siento cada día en mi rincón, y todo se pone en marcha otra vez. Recupero el placer de escribir. Me encuentro en ese momento creativo maravilloso en el que no puedes pensar en otra cosa que en la trama que estás componiendo, en los personajes que se van definiendo y van tomando vida propia.
Y me siento mucho mejor.
¡Cómo me alegro, Lola! Aprovecha el tirón, que todo lo demás puede esperar.
ResponderEliminarMucha mierda, como dicen en el teatro, y a por todas.
Un beso.
Que bueno!
ResponderEliminarNo se si serán las musas o si tu cerebro necesitaba tiempo :)
Besos
Eso es que las musas estaban de vacaciones y ¡han vuelto! La creatividad es así.
ResponderEliminarA veces el desánimo nos puede, con el panorama tan sombrío que se muestra para los libros y cultura, y con la dictadura de Amazon, que nos tiene en un sinvivir, con sus subidas, bajadas... y esas preocupaciones nos quitan tiempo.
ResponderEliminarSi has vuelto a reencontrarte, fenomenal. Un cordial saludo
Hola Isabel,
ResponderEliminargracias, preciosa.
A ver si mantengo el ritmo y sale algo bueno de esto.
Besos
Cantares,
ResponderEliminaryo creo que es más bien lo segundo.
A veces queremos abarcar demasiado.
Besos
Jesvel,
ResponderEliminarpues debe de ser verdad, porque hay veces que parece que no hay nada interesante que contar, y de repente viene todo de golpe.
Besos
Hola Blas,
ResponderEliminares un poco todo: el desánimo y perder el tiempo en tonterías.
Espero que dure la racha.
Besos
Conozco, por experiencia en carne viva, esa situación de inactividad. Duele, desde luego. A mí me ayuda mucho leer a los otros, sobre todos esos libros de escritura creativa, empezar de cero, otra vez.
ResponderEliminarBueno, pues al tajo.
Iacob
¡Qué bueno, Lola! esperamos con ansias esa nueva novla, desde ya le hago promoción!
ResponderEliminarMuchos besos!
Blanca
Enhorabuena. Yo creo que esa es la forma. Que fluya.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues entonces hay que aprovechar, Lola. Sabes que las ganas y la inspiración, y el tiempo para colorear el pensamiento, no vienen siempre de la mano.
ResponderEliminar¡Venga, a finiquitar la cuarta novela!
Suerte y un coro de musas por semana.
Un abrazo,
Mián Ros
Felicitaciones por tu NUNCA FUIMOS A KATMANDU.
ResponderEliminarHay veces en que escribir requiere una paciencia y una disciplina extraordinarias. Me imagino que lo sabes muy bien.
Cuando yo escribo un poema o un relato no me apresuro, les doy tiempo para que maduren como una deliciosa fruta o una maravillosa flor.
Un saludo desde una Copenhague durmiendo un siesta a orillas de Mar Báltico,
Ian.
Uno,
ResponderEliminarasí es. Pero a veces fluye cuando quiere y cuando no quiere, no.
Y eso es desesperante.
Besos
¡Huy, Mián!
ResponderEliminarpara finiquitarla aún hay para rato...pero lo importante es estar en ello.
Esta etapa creativa es la más gratificante.
Besos
Hola Ian,
ResponderEliminarun placer recibirte en mi tejado viniendo desde tan lejos.
En esta primera etapa lo más duro es la disciplina. Sobre todo cuando el calor aprieta, como ahora, que apetece cualquier cosa menos sentarse delante del ordenador.
Supongo que por ahí arriba estareis más fresquitos.
saludos!
Hola Lola: Pues debes aprovechar la racha,difrutando del papel o del teclado que lo mismo dá.
ResponderEliminarTe pasarán los dias sin sentir.
Hay poca gente que tenga ilusión por su trabajo. Así que considérate afortunada, amiga.
Un beso.
Felicidades Lola, ha sido maravilloso leer tu blog. Te invito a visitar el nuestro: lamiradadelgato
ResponderEliminarHola Montserrat,
ResponderEliminarpues la verdad es que sí.
Tengo mucha suerte de que me apasione este trabajo y pueda dedicarme a él de lleno.
Besos
Lamiradadelgato,
ResponderEliminarun saludo.
Pasaré a visitaros.
Conozco esa experiencia y lo cierto es que la primera vez que ocurrió me sorprendió, me refiero a que los personajes que supuestamente nos inventamos cobren vida propia en nuestra mente. Hacia el centro de la cuarentena escribí dos cositas, pero descubrí que lo mío no era novelar, sino lo de siempre: filosofar. En fin, una faena como otra cualquiera, al final lo más importante, vivir feliz del modo que a cada quien le cuadre. Bsss.
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