domingo, 19 de marzo de 2023

¿Qué es lo peor de ser escritor?

 


Supongo que cada quien, según su experiencia personal, tendrá una opinión distinta, pero creo que muchos coincidiremos en que la peor parte llega en el momento en que das tu trabajo por terminado (escribir tu novela) y te toca convertirte en vendedor ambulante para conseguir que alguna editorial te la publique.

Claro, eso no ocurre cuando eres un escritor reconocido, sea porque has publicado otros libros con éxito o porque eres futbolista, cantante, primo de un famoso y otras circunstancias similares...

Pero en mi caso, y pese a tener diez libros publicados, es lo que se me hace más cuesta arriba. 

Lo fácil es autopublicarse, algo muy respetable y cada uno tiene sus razones, pero a mi ya no me sirve porque si me fue bien durante algunos años, ahora ya no. Volvemos a lo mismo: o eres conocido, o te respalda una editorial o escribes en equipo o con IA lo que sabes que se va a vender. Pero eso, a mi entender, no es ser escritor. Ser escritor es amar escribir, desarrollar una historia, vivir con tus personajes todo el tiempo que sea necesario, dejarte las pestañas, las cervicales y el trasero durante horas y horas de trabajo sin ser consciente de lo que ocurre en el mundo real porque tú estás inmerso en el tuyo y ser feliz porque esa es tu pasión, no un negocio.

Llamádme romántica. Seguramente lo soy. Y por eso ahora me topo con la cruda realidad y, después de tres años dedicados a mi última novela me da mucha pereza volver a la realidad y lanzarme a la busca y captura de un agente o editor que valore mi trabajo cuando en mi mente ya bulle otra historia que quiere ser contada porque soy una escritora y mi trabajo es escribir, no venderme.

Tendré que hacerlo si no quiero que mi novela se quede arrinconada en un cajón durmiendo el sueño de los justos, pero es duro, muy duro.

En fin, desahogo dominguero ante el imperativo de sobrevivir en el mundo real. 

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