Hace un par de días me encontraba en la biblioteca de mi barrio curioseando entre las estanterías, hojeando los libros que me llamaban la atención, recordando algunos que he leído y tomando nota de otros muchos que tengo ganas de leer.
Después, en un banco del parque vi a una chica enfrascada en la lectura de un libro, relajada, ajena a cuanto ocurría a su alrededor. Siempre que veo a alguien concentrado en la lectura me produce una sensación de placidez, de envidia sana. Me trae a la memoria momentos impagables en los que yo también me he zambullido en una historia y me he olvidado del mundo. Algo parecido a lo que me ocurre cuando escribo, aunque sin esa tensión, entre el placer y la angustia, que produce escribir una novela.
Entonces me di cuenta de que, entre unas cosas y otras, hace mucho tiempo que no leo por gusto, que no disfruto de la lectura porque todo cuanto leo es por obligación: manuscritos de los que tengo que hacer un informe, libros de escritura creativa para preparar el taller, compromisos de amigos y conocidos que no tardarán en preguntarme qué me ha parecido su novela y mil ocupaciones más que reducen al mínimo mi tiempo para leer lo que de verdad me apetece.
Es paradójico que cuando más inmersa estoy en el mundo literario no me quede tiempo para disfrutar de la lectura...
Así que he decidido que tengo que ponerle remedio a esto y será uno de mis propósitos para el año próximo: reorganizarme, reservarme un tiempo para mi, darme permiso para disfrutar de uno de mis mayores placeres, precisamente el que me llevó a escribir.
Sí, sí, es verdad. La vida, cualquier vida, parece opuesta a la literatura (no a las reuniones, no a los debates literarios, no a las fiestas literarias, sino al sencillo acto que da sentido a todo eso: leer). Da igual a lo que te dediques, queda poco tiempo para leer siempre. Y cuando nos damos cuenta de que eso ocurre debemos ir deprisa a reordenar nuestra vida, lo mismo que la reordenamos en verano cuando nos apetece ir a la playa. Porque leer debe ser, por encima de todo, eso: placer. Ni más ni menos. Lo otro se da por añadidura.
ResponderEliminarUno de los recuerdos más queridos que tengo de cuando era pequeño era ver a mi madre, una vez acabado el día, sentarse en el salón a leer, y era tal la tranquilidad de ese momento, que creo que por ello escribo, ser capaz de conseguir tal serenidad en una persona debe ser maravilloso.
ResponderEliminarYo últimamente lo único que leo es mi manuscrito, una y otra vez, buscando arrugas que alisar, tengo ganas de acabar definitivamente.
Un abrazo.
Nunca me habá parado a pensar que la literatura te pudiera alejar de la lectura de algúna forma.
ResponderEliminarLa vida está llena de trampas. Qué bien que has reaccionado.
Un abrazo
Eso es cierto, Lola. Los compromisos que alcanza uno le impiden disfrutar de lo que realmente se desea.
ResponderEliminarUn abrazo,
Mián Ros
Se puede disfrutar también por obligación, ¿no? :-) En parte estoy de acuerdo contigo, Lola, en lo que dices, pero imagino que pesan mucho las expectativas ajenas sobre tu lectura. Lo ideal sería olvidarlas durante un momento y dejarse llevar por el texto... (Aunque lo de reservar un tiempo para la lectura sin más no es mala idea). Un abrazo.
ResponderEliminarMe parece un propósito muy bueno...Yo como poco entendida leo para disfrutar...tú debes de hacerlo analizando..jaja Besos
ResponderEliminarEastriver,
ResponderEliminartienes mucha razón. Y es una pena que hoy en día, leer sea algo para lo que no nos queda tiempo. Debería ser una prioridad.
Me alegra verte de nuevo por aqui.
Saludos
Jesús,
ResponderEliminarque bonita es esa imagen que evocas de tu madre. Para mi la lectura siempre ha sido eso: serenidad y paz.
Ánimo con tu manuscrito.
Uno,
ResponderEliminaral final la trampa está en que, sea lo que sea lo que uno (jeje) haga para subsistir, le aleja de sus verdaderos intereses.
En mi caso, vivir como escritora me aleja de la literatura. ¡Absurdo!
Besos
Mián,
ResponderEliminarcreí que me había liberado al dejar un trabajo convencional para dedicarme a escribir, pero no, ahora me doy cuenta de que trabajo más que antes. Y es que soy una "jefa" muy exigente.
Besos
Magnus,
ResponderEliminarse puede disfrutar si lo que lees por obligación es de calidad, pero lamentablemente, ese no es el caso muchas veces...Y tienes que leerlo igual, porque te pagan por ello. Y aparte de ver maltratado tu sentido estético te roba un tiempo precioso que podrías emplear en otra cosa.
Pero bueno, eso le ocurre a todo el que trabaja para ganarse la vida ¿no?
Gracias por tu visita.
Saludos
Winnie,
ResponderEliminarhas dado en el clavo.
Y quiero tener tiempo para leer sin analizar nada y simplemente disfrutar de la lectura.
Besos
Y yo debo recuperarlo porque todo lo que leo últimamente es de trabajo y no me he echado un libro al gaznate en mucho tiempo
ResponderEliminarLola, yo me aficioné a la lectura, de niña en casa de mis abuelos, mi madre leia mucho, y empecé por esas novelas de cambio por una peseta, primero mi madre , despues yo, y a buscar otra al kiosco, jejeje. Eran de baqueros, de terror, de amor,... ya sabes aquellos libritos pequeños. Y así a lo tonto pase a libros y novelas. ¿ Te acuerdas cuando en clase nos hacian leer el Quijote?, jejeje, entonces lo aborrecia, ahora lo valoro muchisimo. Y es que las cosas por obligación cansan, pero tu eres una gran lectora, y sobre todo, dando tu opinión sobre lo que lees, aunque a veces no sea del gusto de la persona que escribió, pero con tu razonamiento ayudas mucho. Si yo algún dia escribo algo, preparate,jejeje entonces si que renegarás de mi, jejejeje. Besitos. Quedamos para mañana a las 5 ,¿ vale?. besitos.
ResponderEliminarNo hay como la magia de entrar en una historia por la puerta que nos abre un libro. Es una delicia
ResponderEliminarEspero que encuentres el momento
Besos
Buena decisión, Lola. Hacerse espacio para las lecturas elegidas, ya sea desde la conciencia cabal o desde la intuición, es algo maravilloso.
ResponderEliminarEn cuanto a la imagen de otros leyendo, me pasa algo parecido. Es tan lindo compartir un viaje en tren, o en subte, con ávidos lectores!
Un abrazo.
ME CONFIESO: SOY UN MAL LECTOR. JEJEJEJE.
ResponderEliminarBESOS
Lola, también a mí me embarga una sensación dulce cuando observo cómo alguien lee ajeno a todo, porque haber experimentado la lectura con tal intensidad nos hace cómplices de quien vemos en la misma situación.
ResponderEliminarAprendí muy pronto a leer, a los cuatro años, movida por una curiosidad que me impelía a saber qué escondían lo libros para que mi hermano mayor se abstrajera tanto, se sonriera o soltara carcajadas.
Cuando descubrí el secreto, me pareció maravilloso y siempre me fastidia salir de esos mundos que llaman ilusorios para aterrizar en este otro que nos quita la ilusión.
La verdad es que leer por obligación es un martirio. Entiendo tu hartura y que te hayas decidido a dar a la lectura el cariz lúdico y absorbente que siempre debe tener. Te felicito por ello.
Por otra parte, detesto todo ese tinglado mediático que hace que el escritor esté en todas partes, menos donde debe: leyendo y escribiendo.
Un beso.
Me parece una idea estupenda. Bs.
ResponderEliminarPues ánimo y a ello Lola, además aprovechando que quedan dias para acabar el año, es un estupendo propósito de nuevo año. ¡Que lo consigas y lo vuelvas a disfrutar! Un beso y que tengas un buen fin de semana y muy lector (por placer) a ser posible,
ResponderEliminarHola Lola, ojala que lo consigas y desde luego es un reto un tanto difícil, precisamente por todo lo que apuntas en tu entrada.
ResponderEliminarBesos
Bueno, Lola, piensa que todo eso que lees, aunque sea por obligación, también te enriquece. Los quehaceres del día a día nos dejan muy poco tiempo para la lectura y no se puede con todo. Ahora mismo tengo en cola cinco novelas de amigos para leer, y también quiero ir alternándolas con obras de otros autores admirados, si no acabo leyendo solo a los amigos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cómo me gusta expresarte en esta entrada que, acabada "Nunca fuimos a Katmandú", ha sido una lectura de placer, de auténtico placer, de sumergirme en los mundos de unas mujeres maravillosas.
ResponderEliminarHe gozado tu novela, Lola. No soy crítica literaria, pero sí lectora y, desde esta posición, te digo que es una novela muy bonita, muy entrañable, llena de sabiduría de la vida, solidaria, dulce, muy bien escrita y bien desarrollada..., ¡preciosa!
Gracias, mujer maravillosa.
Isabel,
ResponderEliminarempiezo por ti porque me has emocionado.
Así da gusto escribir.
Gracias por tus preciosas palabras.
Besos
Diego,
ResponderEliminareso es lo que pasa.
No nos damos cuenta y nos dejamos devorar por las obligaciones.
Besos
Montse,
ResponderEliminaryo tambien leia novelas de vaqueros y mas tarde de amor.
Y ya ves como hemos acabado, jeje.
Besos
Cantares,
ResponderEliminarlo estoy intentando.
Bien mirado, tambien se trata de aprender a decir NO de vez en cuando.
Besos
Alejandro,
ResponderEliminary si encima van leyendo un libro tuyo, ya es para morirse! jajaja!
Saludos
Reltih,
ResponderEliminarno lo habría pensado de ti...
Entonces lo tuyo es pura inspiración.
Saludos
emejota,
un saludo.
Nieves,
ResponderEliminarme temo que el fin de semana todavía está lleno de obligaciones, pero prometo enmendarme pronto.
Besos
Abi,
ResponderEliminarsí es dificil, pero como todo en la vida, es cuestión de proponerselo.
Saludos
Maribel,
supongo que es cuestión de saber compaginarlo.
Necesito un poco de belleza y genio para alimentar mente y espiritu.
Besos
pues harás muy bien, que uno mismo también existe. eso sí, yo te leeré a tí porque me apetece, un saludo
ResponderEliminarUn buen propósito para el año que viene, Lola,
ResponderEliminarBesos,
Blanca
Ismael,
ResponderEliminartienes toda la razón: también nos tenemos que mimar un poco.
Y me parece estupendo que te apetezca leerme ;)
Saludos
Blanca,
ResponderEliminarespero poder cumplirlo.
Besos
A mí también me pasa, pero me obligo a dedicar un ratito antes de dormir porque si no lo hago me falta algo. El cuadro que has puesto en tu entrada me trae muchos recuerdos de cuando era niña. Cuando lo veía colgado en la pared del comedor pensaba que era mi hermana mayor posando.
ResponderEliminarUn saludo
Lola Mariné, me uno a tan bello propósito.
ResponderEliminarAbrazos propositivos.
Sergio Astorga
Hola Antonia,
ResponderEliminaryo también trato de reservarme la hora de dormir para leer, pero a veces tengo que dedicarla también al trabajo pendiente :/
Bonita evocación la del cuadro.
Saludos
Me he paseado por tu blog y me ha gustado mucho. Si te gusta la literatura fantástica aqui te dejo algo para compartir
ResponderEliminarhttp://mariaiholandarondon.blogspot.com