Se trataba de dar unas mínimas nociones sobre el relato y escribir algo relacionado con el otoño, la castanyada o el dia de difuntos, que es lo que toca en estas fechas.
El resultado fue muy interesante.
Para ilustrar lo que quería que hicieran los alumnos escribí este pequeño relato:
UN AROMA FAMILIAR, ANTIGUO
¿Qué había ocurrido desde entonces? ¿En qué momento perdió el rumbo? Ni siquiera era capaz de recordarlo.
‑Tenga, buen hombre.
Volvió al presente. La castañera le tendía un cucurucho humeante. Lo tomó con prontitud y musitó un tímido “gracias”.
Prosiguió su camino con aquel pequeño tesoro que calentaba sus manos, sintiendo el aroma familiar, antiguo, penetrando en su nariz, reconfortando su alma. Sonrió, hacía mucho tiempo que no sonreía.
¡Feliz semana!
Qué bello y a la vez un poco meláncolico ¿verdad LOla? Me encantó. Un beso
ResponderEliminarUn relato muy hermoso y lleno de amor.Con pocas palabras lo dice todo.Besitos.
ResponderEliminarGenial que sigas con tu actividad literaria, esos talleres se ven muy interesantes.
ResponderEliminarEl relato es tierno, triste y hermoso a la vez.
Un abrazo.
Winnie,
ResponderEliminarme alegra que te guste.
Sí, es algo melancólico, como toca en estas fechas ¿no?
Besos
Montse,
ResponderEliminara mi me cuesta un poco escribir con pocas palabras (igual que hablar poco, jeje), pero este cuento me gusta, por eso os lo he puesto.
Besos
Maribel,
ResponderEliminarla verdad es que sí, se trata de una vía de trabajo más que se me ha abierto y me gusta hacerlo.
Me alegro que te guste el relato.
Besos
Me ha encantado tu relato Lola, bello y tierno. Por cierto, una de las cosas que más me reconfortan y me hacen aceptar mejor el invierno son precisamente las castañas, sencillamente me encantan y los puestos de castañeras me atraen como un imán. Un besazo,
ResponderEliminarTierno relato, Lola, tierno y melancólico, como corresponde a la estación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nieves,
ResponderEliminarel invierno tambien tiene su encanto: las castañas, boniatos, turrones, polvorones...¡todo lo que engorda!jajaja!
Besos
Jesús,
ResponderEliminarla estación de la melancolía por excelencia. Dificil librarse de ella ¿no?
BEsos
Imagino que con semejante texto a los alumnos no les habrá sido muy difícil inspirarse.
ResponderEliminarDebe ser muy bonito enseñar a comunicar, además de un honor.
Feliz semana para ti también.
Mercedes,
ResponderEliminarla verdad es que salieron textos muy interesantes.
Me encanta hacer este trabajo, es muy gratificante.
Besos
Tu cuento me pareció delicioso y me remontó a mi infancia
ResponderEliminarPor aquí, ya no se huelen castañas en invierno
Besos
SEÑORA LOLA, SUS LETRAS ME CONMOVIERON MUCHO...
ResponderEliminarCantares,
ResponderEliminarque pena que ya no huela a castañas en Buenos Aires!
Por aqui todavia se conserva, y de repente ese olor te trae recuerdos de infancia.
Besos
Reltih,
ResponderEliminarmuchas gracias, me alegra que te haya gustado.
Pero no me llames señora...
Un relato impregnado de la nostalgia de la infancia, la patria escondida que todos llevamos dentro.
ResponderEliminarMe ha gustado, Lola. En unos cuantos párrafos, un haz de sensaciones que amparan al protagonista-narrador y a quien lo lee.
Un beso.
Isabel,
ResponderEliminarmuchas gracias por tu comentario.
Lo valoro mucho viniendo de alguien que escribe como tú.
Besos
Lindo relato, Lola. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias, Alejandro.
ResponderEliminarUn saludo
Hola, profesora. Debe ser bonito trasmitir a los demás cuánto te gusta esta afición, y verles atentos y disfrutando. Además, te impulsará también a superarte, a que cada clase sea mejor que la anterior.
ResponderEliminarUn saludo
Un placer leer tu excelente relato.
ResponderEliminarSaludos
Hola Blas,
ResponderEliminarpue sí, la verdad es que es muy gratificante cuando te gusta lo que haces.
Saludos
Mistral,
ResponderEliminarmucha gracias y bienenid@ a este tejado.